Leasing vs Renting: ¿Qué le conviene más a tu negocio?

Cuando una empresa, pyme o un autónomo necesita equiparse con vehículos, maquinaria, ordenadores u otros activos, una de las primeras decisiones que debe tomar es cómo financiar esa inversión. Comprar al contado no siempre es viable (ni conveniente), y ahí es donde entran dos fórmulas muy utilizadas: el leasing y el renting.

Aunque a menudo se confunden, no son lo mismo. En este artículo te explicamos las principales diferencias, las ventajas e inconvenientes de cada opción, y qué debes tener en cuenta antes de decidirte.

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¿Qué es el leasing?

El leasing (también conocido como arrendamiento financiero) es un contrato mediante el cual una entidad financiera (el arrendador) cede el uso de un bien a una empresa o autónomo (el arrendatario) a cambio del pago de cuotas periódicas, con la posibilidad de comprar el bien al final del contrato.

Características del leasing

  • Obligatorio que el arrendatario sea una empresa o profesional (no particulares).
  • Tiene una opción de compra al finalizar el contrato.
  • El bien se activa en el balance como un activo y un pasivo.
  • El contrato suele ser más rígido y con menor flexibilidad que el renting.

 

¿Qué es el renting?

El renting es un contrato de alquiler a medio o largo plazo. Incluye no solo el uso del bien, sino también servicios asociados como mantenimiento, seguros o reparaciones. Al final del contrato, no hay obligación de compra, aunque en algunos casos puede ofrecerse esa opción.

Características del renting:

  • Pueden contratarlo tanto empresas, autónomos como particulares.
  • Cuotas fijas que incluyen uso y servicios asociados.
  • No se registra en el balance como activo, sino como gasto corriente.
  • Contratos más flexibles y todo incluido.

 

Ventajas e inconvenientes del leasing y el renting

Ventajas del leasing:

  • Permite financiar la compra sin realizar un gran desembolso inicial.
  • Mejora fiscal: las cuotas son deducibles como gasto y se amortiza el bien.
  • Opción de compra al final, ideal si se quiere conservar el bien.
  • Útil para activos tecnológicos, industriales o vehículos.

Inconvenientes del leasing:

  • No incluye servicios ni mantenimiento.
  • Requiere asumir la gestión del activo y sus costes.
  • Menor flexibilidad contractual.

Ventajas del renting:

  • Cuotas fijas con todos los servicios incluidos: sin sorpresas.
  • Sin preocuparse del mantenimiento, seguros o averías.
  • Contablemente es más sencillo: se registra como gasto.
  • Ideal para activos que se quedan rápidamente obsoletos (coches, tecnología…).

Inconvenientes del renting:

  • No se adquiere el bien (en principio).
  • Puede ser más caro a largo plazo si se desea mantener el activo muchos años.
  • Algunas limitaciones de uso o kilometraje en vehículos.

 

Tratamiento fiscal y contable del leasing y el renting

A la hora de decidir entre leasing o renting, no solo hay que fijarse en las cuotas mensuales o en la flexibilidad del contrato. El impacto fiscal y contable también puede ser decisivo, especialmente para autónomos y pymes que quieren optimizar sus recursos.

Leasing: fiscalidad y contabilidad

  • Contablemente, el leasing se registra como un activo en el balance del arrendatario, junto con una deuda (pasivo) correspondiente al importe pendiente del contrato.
  • La empresa puede amortizar el bien como si lo hubiese adquirido directamente.
  • Las cuotas de leasing son deducibles fiscalmente, aunque deben desglosarse en:
    • Parte financiera (intereses): deducible como gasto.
    • Parte de recuperación del coste del bien: se amortiza según tablas fiscales.
  • Si se ejerce la opción de compra, el bien pasa a ser propiedad del arrendatario, y se sigue amortizando normalmente.

Ventaja clave: permite deducir fiscalmente tanto los intereses como la amortización del bien, lo que puede suponer un beneficio fiscal interesante.

Renting: fiscalidad y contabilidad

  • El renting no se activa en el balance, ya que se considera un alquiler operativo.
  • Las cuotas periódicas de renting se contabilizan como gasto corriente, sin necesidad de amortizar ni registrar el activo.
  • Desde el punto de vista fiscal, las cuotas son totalmente deducibles como gasto, siempre que el bien esté afecto a la actividad económica.

Ventaja clave: mayor simplicidad contable y fiscal. No es necesario desglosar cuotas ni amortizar activos, lo que facilita la gestión en pequeñas empresas.

 

¿Qué opción conviene más?

Depende del tipo de negocio, del uso que se le vaya a dar al activo y de la situación financiera de la empresa:

  • ¿Quieres usar el activo durante mucho tiempo y al final quedártelo? → Leasing.
  • ¿Te interesa la flexibilidad, despreocuparte del mantenimiento y renovar cada pocos años? → Renting.
  • ¿Prefieres deducir gastos mes a mes sin reflejar el activo en balance? → Renting.
  • ¿Quieres optimizar fiscalmente una compra futura? → Leasing.

Es decir, fiscalmente:

  • Si quieres reflejar el activo en el balance y beneficiarte de la amortización, el leasing puede ser más ventajoso.
  • Si prefieres simplificar la contabilidad y deducir directamente las cuotas sin más complicaciones, el renting puede ser más atractivo, sobre todo en activos que se renuevan a menudo.

En ambos casos, la deducción fiscal dependerá de que el bien esté relacionado con la actividad económica y correctamente documentado.

 

Conclusión

Tanto el leasing como el renting pueden ser excelentes soluciones para financiar activos sin comprometer la liquidez. Pero cada caso es único, y la decisión debe tomarse analizando no solo el coste, sino también los aspectos contables, fiscales y operativos.

 

 

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